La COSMAM/COMSAM, Confederación de las Conferencias de Superiores Mayores de África y Madagascar, ha vivido recientemente dos acontecimientos de especial relevancia: un amplio Simposio celebrado en Johannesburgo, con la participación de más de 400 religiosas y religiosos, y la Asamblea General celebrada en Pretoria, que reunió a unos 100 asistentes entre Presidentes y Vicepresidentes de las Conferencias nacionales de Superiores Mayores.
El lema compartido por ambos encuentros —«Esperanza, sinodalidad y autonomización de las congregaciones en África y Madagascar»— orientó la reflexión en torno a tres ejes fundamentales para la vida consagrada en el continente: el testimonio de la esperanza cristiana, el camino sinodal y la búsqueda de formas nuevas y sostenibles de autonomía para las congregaciones. La COSMAM/COMSAM se consolida así como un espacio privilegiado de comunión, escucha y discernimiento compartido, en el que la vida consagrada africana puede profundizar en su crecimiento y corresponsabilidad eclesial.
Subrayando la dimensión eclesial y universal del encuentro, nuestro Dicasterio participó activamente en ambos eventos gracias a la presencia de la Prefecta, sor Simona Brambilla, MC; del Subsecretario, padre Aitor Jiménez, CMF; y de la responsable del Área de Formación, Daniela Leggio. Su participación constante a lo largo de todas las jornadas fue un signo concreto de la cercanía de la Santa Sede a la vida consagrada en África y Madagascar, así como un reconocimiento al camino de maduración eclesial y misionera que las Conferencias africanas están recorriendo con creatividad y entrega.
«¿Cómo puede la vida consagrada en África […] ser verdaderamente signo de una esperanza que interpela y compromete? ¿Cómo puede expresar la “paz desarmada y desarmante, humilde y perseverante, que procede de Dios”? ¿Cómo podemos llegar a ser auténticamente “peregrinos de esperanza, testigos de la victoria del Amor, de la fuerza desarmada de la Vida”?».
Con estas palabras comenzó sor Simona Brambilla, MC, su saludo a la asamblea, evocando a continuación imágenes profundamente arraigadas en la tradición africana, que ofrecieron claves interpretativas y orientaciones valiosas para el futuro de la vida consagrada en el continente.
Al concluir su intervención, recordó una expresión muy apreciada por Benedicto XVI, afirmando que África «representa un inmenso “pulmón” espiritual para una humanidad sumida en una crisis de fe y esperanza». Un llamamiento que anima a reconocer el patrimonio espiritual africano como un don profético para la Iglesia universal y para el mundo entero.
