El tercer día del encuentro de preparación al jubileo de la vida consagrada comenzó con la celebración eucarística en la Basílica del Sagrado Corazón, cerca de la estación Termini, presidida por el cardenal João Braz de Aviz, Prefecto de la DIVCSVA. Durante la homilía el Cardenal reiteró la importancia de una testimonianza auténtica del Evangelio para la vida consagrada, sin dejarse atraer por la mentalidad del mundo. Compartió lo que había vivido en los últimos días: las reflexiones y el compartir pusieron de relieve cómo el entusiasmo de los consagrados por la misión de anunciar el Evangelio alimenta la fe y reaviva la esperanza.
A continuación, los participantes se dividieron en grupos lingüísticos para seguir las huellas del cristianismo que habita la ciudad de Roma, en sus obras artísticas enriquecidas por el profundo testimonio de los primeros cristianos. “Caminar con la fuerza de la fe”, tema de la jornada, se vivió en una peregrinación a lo largo de tres etapas: la Basílica de Santa María la Mayor y Santa Práxede, la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén y el Santuario Pontificio de la Scala Santa, las catacumbas de San Sebastiano y la iglesia de "Domine quo vadis". Cada etapa concluyó con el testimonio de un consagrado o una consagrada sobre la alegría de entregar la vida al Señor, sobre el sufrimiento de la cruz vivido como motivo de esperanza y sobre la perseverancia en la fe en cada ocasión y servicio.
La intensa jornada concluyó con la oración por la paz en la Basílica del Sagrado Corazón. ¡Paz! Un don que los consagrados piden con insistencia al Señor, en este momento difícil por los numerosos conflictos presentes en el mundo.