Queridos hermanos y hermanas, al regresar a vuestros países, animad y sostened el camino jubilar de vuestras comunidades, de vuestras Iglesias, de todo el pueblo santo de Dios.
Haceos portadores del anuncio de la paz: ¡reconciliaos con Dios! Proclamad con vuestra vida que nadie está excluido de su misericordia.
El calendario que ahora se entregará a cada uno quiere ser un pequeño signo que nos acompañe en el camino jubilar, manteniendo vivo en nosotros el recuerdo de la experiencia de fraternidad y sinodalidad vivida durante estos días.
Que el testimonio que nos hemos ofrecido mutuamente, la búsqueda compartida, las reflexiones que hemos madurado juntos alimenten en nosotros la esperanza y sostengan nuestro compromiso de promover una cultura de paz, solidaridad y cuidado mutuo.