Crecer en la caridad

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Se celebra hoy, fiesta de la Presentación del Señor, la XXVIII Jornada mundial de la vida consagrada. Para los participantes en el encuentro de preparación al Jubileo de 2025, es una ocasión preciosa para reflexionar, compartir y celebrar esta fiesta junto a otras muchas personas consagradas de todo el mundo.

La breve oración inicial introdujo a la asamblea en el tema del día: «Crecer en la caridad», que se profundizó durante el tiempo dedicado a un taller.

En la primera parte del taller, los participantes compartieron las alegrías y luchas personales, eclesiales y sociopolíticas que más sienten en el contexto en el que viven.

Entre las alegrías más sentidas se encuentran la comunión, la sinodalidad, la riqueza intercultural, la respuesta generosa y gozosa a la llamada misionera, la creatividad que manifiesta la vitalidad eclesial, el compromiso por la justicia y la paz, y la apertura a percibir los signos de los tiempos.

Los mayores desafíos se refieren a los ámbitos ético y socioeconómico, entre los que emerge la cuestión de los abusos. Las personas consagradas sienten la necesidad de una Iglesia comprometida ante cuestiones complejas y urgentes.

La segunda parte del taller se centró en los posibles pasos a dar para vivir la caridad cristiana a nivel personal, eclesial y sociopolítico. Vivir la fe con autenticidad, ser testigos creíbles del Evangelio y de la comunión son los pasos que pueden ayudar a ser profeta en nuestro tiempo y convertirse en signo de reconciliación y de paz en un mundo marcado por tantos males: guerras, pobreza, discriminaciones...

El momento central de la jornada fue la celebración eucarística en la Basílica de San Pedro presidida por el Papa Francisco.

El Pontífice subrayó la importancia de la espera, inspirándose en Simeón y Ana. «Sus corazones -afirmó el Papa Francisco- permanecen velando, como una antorcha siempre encendida... Tienen la juventud del corazón... no “jubilaron” la esperanza». Hay dos obstáculos para esperar al Señor: el descuido de la vida interior y la adaptación al estilo del mundo. Concluyó invitando a los consagrados y a todos los cristianos a cultivar la espera del Señor porque «cuando acogemos al Señor, el pasado se abre al futuro, lo viejo en nosotros se abre a lo nuevo que Él hace nacer».

La jornada concluyó con una visita a los Museos Vaticanos.

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02 febrero 2024