Un gesto de comunión y gratitud hacia el Santo Padre Francisco

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«El Papa Francisco siempre puso en el centro el Evangelio de la misericordia, resaltando constantemente que Dios no se cansa de perdonarnos. [...] El primado de la evangelización fue la guía de su Pontificado, difundiendo con una clara impronta misionera la alegría del Evangelio, que fue el título de su primera Exhortación Apostólica Evangelii gaudium. Una alegría que llena de confianza y esperanza el corazón de todos los que se confían a Dios». Con estas palabras, el Cardenal Re recordó algunos rasgos del pontificado del Papa Francisco durante la homilía en la Santa Misa exequial, en la cual hemos participado como miembros del Dicasterio.

Ya en la mañana del 24 de abril, una representación de nuestro Dicasterio había acudido a la Basílica de San Pedro para dar el último saludo al Papa Francisco. Fue un momento de profundo recogimiento y oración, vivido como un signo de afecto filial y comunión espiritual por parte de quienes, sirviendo a la Curia Romana, caminan junto al Sucesor de Pedro y comparten su solicitud hacia la vida consagrada en el mundo.

En estas ocasiones hemos llevado en el corazón a todos los consagrados y consagradas del mundo, muchos de los cuales, al no residir en Roma, no han podido expresar personalmente su afecto y gratitud a Dios por el don de la vida del Papa Francisco.