La vida contemplativa, una llamada a iluminar el mundo

Proorantibus2.jpg

«Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica» (Lc 11, 28). Con estas palabras de la Sagrada Escritura nos disponemos a celebrar, con alegría y gratitud, la Jornada Pro Orantibus, que tiene lugar el 21 de noviembre, memoria litúrgica de la Presentación de la Santísima Virgen María en el Templo.

En esta ocasión, la Iglesia reza por aquellos a quienes el Señor ha llamado a la vida contemplativa, por las comunidades que, «incluso en la sencillez de su vida, representan visiblemente la meta hacia la cual camina toda la comunidad eclesial, que, fervorosa en la acción y entregada a la contemplación, avanza por las sendas del tiempo con la mirada fija en la futura recapitulación de todo en Cristo» (cf. Cor Orans 159). En la oración cotidiana, experimentan la belleza de «presentar» al Señor personas y acontecimientos, confiados a su intercesión. En la vida común, buscan vivir «relaciones fraternas auténticas, centradas en verdadera caridad y bondad» (Cor Orans, 246), que se convierten en profecía de comunión «que, en la sociedad marcada por divisiones y desigualdades, manifiesta con fuerza que es posible y bello vivir juntos» (Vultum Dei Quaerere, 26). En la laboriosidad del trabajo, vivido como «servicio sereno y gozoso a Dios y a la comunidad» (Cor Orans, 247), son partícipes de la obra del Creador en la creación.

Con especial gratitud dirigimos nuestro pensamiento a quienes han prestado servicio y lo siguen prestando en el Secretariado de asistencia a las Monjas (Sam), una organismo creado hace más de 70 años que, en colaboración con el Dicasterio para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica (DIVCSVA), promueve iniciativas en favor de los monasterios femeninos, respondiendo a peticiones procedentes de distintas partes del mundo.