Ecumenismo y sinodalidad con el Papa Francisco

ES-2.jpg

Publicamos una parte de un artículo de Hyacinthe Destivelle, OP, Director del Instituto de estudios ecuménicos de la Universidad Pontificia Santo Tomás de Aquino (Angelicum), Roma.

El texto completo se encuentra en Sequela Christi 2021/02

 

La Sinodalidad como escucha de los demás cristianos

La sinodalidad de la Iglesia católica se expresa y se refuerza también en el diálogo con los demás cristianos. En efecto, si una Iglesia sinodal se caracteriza por una «escucha recíproca en la que todos tienen algo que aprender»[1], esta escucha no concierne sólo a los católicos, sino a todos los bautizados, de los que la Iglesia católica puede aprender precisamente una mayor sinodalidad.

 

Escuchar el sensus fidei de todos los cristianos

El Concilio Vaticano II enseña que la Iglesia católica reconoce que muchos «elementos de santidad y verdad»[2]  se encuentran fuera de su estructura visible y que «todo lo que obra el Espíritu Santo en los corazones de los hermanos separados puede conducir también a nuestra edificación»[3]. El Papa Juan Pablo II afirmó también que «ciertos aspectos del misterio cristiano han estado a veces más eficazmente puestos de relieve» en otras comunidades cristianas[4].

Sobre la base de esta convicción, la Comisión Teológica Internacional, en su documento sobre el sensus fidei, destaca que «una cierta forma de sensus fidei puede encontrarse en los que “estando bautizados, se honran con el nombre de cristianos, pero no profesan la fe en su totalidad” (Lumen gentium, 15)» y que «la Iglesia católica debe estar, por tanto, atenta a aquello que el Espíritu puede decirle a través de la mediación de los creyentes de Iglesias y Comunidades eclesiales que no están en plena comunión con ella»[5]. A continuación formula la siguiente pregunta: «Los cristianos separados, ¿se han de considerar como participantes y colaboradores en cierto modo en el sensus fidelium?», afirma que «indudablemente se debe responder afirmativamente»[6].

Esta escucha del sensus fidei de todos los bautizados es uno de los motivos por lo que los representantes de otras Iglesias y comunidades eclesiales están invitados a participar en los procesos sinodales de la Iglesia católica. Desde su creación, el Sínodo de los Obispos ha invitado a los “delegados fraternos”, los cuales no son simples observadores: pueden intervenir en la asamblea sinodal y participar en los debates en los grupos lingüísticos. Del mismo modo, la participación de los representantes ecuménicos se ha convertido en norma en los sínodos diocesanos. Estos procesos sinodales no son sólo una ocasión para escuchar el sensus fidei de otros cristianos, sino también para «recoger lo que el Espíritu ha sembrado en ellos como un don también para nosotros»[7].

 

 

[1] Francisco, Discurso con ocasión de la conmemoración del 50e aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos, 17 de octubre de 2015.

[2] Concilio ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen gentium, n. 8.

[3] Concilio ecuménico Vaticano II, Decreto sobre el ecumenismo Unitatis Redintegratio, n. 4.

[4] Juan Pablo II, Carta encíclica Ut unum sint, n. 14 ; veáse también Unitatis Redintegratio, n. 17.

[5] Comisión téológica internacional, El sensus fidei en la vida de la Iglesia, 2014, n. 56.

[6] Id., n. 86.

[7] Francisco, Exhortación apostólica Evangelii gaudium [EG], 2013, n. 246.