Peregrinos de la Esperanza: peregrinación nacional de la vida consagrada en Șumuleu Ciuc

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El sábado 21 de junio, alrededor de 300 consagrados y consagradas de toda Rumanía se reunieron en el santuario mariano de Șumuleu Ciuc para la peregrinación nacional de la vida consagrada, organizada en el marco del Jubileo 2025 por la «Conferința Superiorilor Majori ai Institutelor călugărești și ai Societăților de viață apostolică din România» (CSMR) y la «Conferința Română a Superioarelor Majore» (CRSM), las Conferencias de Superiores Mayores de Rumanía.

En representación del Dicasterio para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica estuvieron presentes el P. Krzysztof Gierat, C.M.F., y la Dra. Rosalba Rossi. El momento central de la jornada fue la celebración eucarística presidida por S.E. Mons. Giampiero Gloder, Nuncio apostólico en Rumanía, junto con Mons. Ioan Călin Bot, obispo greco-católico de Lugoj y responsable de la vida consagrada en la Conferencia episcopal rumana, y numerosos obispos y sacerdotes.

Por la tarde tuvo lugar una conferencia a cargo del P. Gierat y la Dra. Rossi, seguida de un momento interactivo y de una peregrinación a pie hacia una iglesia parroquial cercana al santuario, donde los participantes se encomendaron a la Virgen María con un acto de consagración.

La iniciativa, abierta también a todos los fieles, tuvo como tema «Peregrinos de la esperanza» y propuso una reflexión sobre la vida consagrada en el Año Jubilar. Se destacaron algunos temas fundamentales: la esperanza que nace de la confianza en Dios incluso en los momentos difíciles; la vocación a la fraternidad, al discernimiento y a la sinodalidad; la llamada a ser profetas de esperanza en las periferias del mundo. Se indicaron tres caminos para conjugar la esperanza y la paz: el compromiso con los pobres, el cuidado de la creación y la fraternidad universal.

Actualmente en Rumanía, donde los católicos representan alrededor del 4 % de la población, hay 47 institutos religiosos femeninos y unos 30 masculinos, tanto de vida activa como contemplativa. Tras la supresión de las órdenes religiosas en 1948 por el régimen comunista, la vida consagrada ha experimentado un importante resurgir a partir de 1990.

La invitación final dirigida a todos los consagrados y consagradas fue la de vivir este Jubileo como un auténtico camino de renovación personal y comunitaria, bajo la mirada amorosa de María, Madre de la Esperanza.